jueves, 24 de febrero de 2011

Route 66 - Day 6 - Oklahoma - Amarillo

Otro día más en el que Rafa consigue evitar escribir estos posts. Tenemos que insistirle, casi rogarle, para que os cuente todo lo que está pasando en este viaje y hoy no lo hemos conseguido. Así que mejor me encargo yo y ya mañana me releva el cowboy de La Llagosta.

Me desperté a media noche, serían las 3 de la mañana, y sabía que algo no andaba bien. Rafa debía estar al lado y no estaba. Quizá había cogido su pistola de camino a la iglesia, a rezar. Desde que se ha convertido en un auténtico vaquero hace este tipo de cosas.

Pero no, el tío llevaba dos horas sentado en el sofá mirando su pistola. Acariciándola, limpiándola, jugando con ella… lo primero que me dijo fue: Tío, es mi pistola. Es mía. Tengo una pistola… buah!!
Decidí seguir durmiendo, era demasiado.

Al despertar las cosas pintan mejor que otros días. Podemos ir con más calma, dormir un poquito más y dirigirnos hacia Texas. Claro, el hecho de que en Oklahoma no haya nada que ver también ayuda a que podamos ir con más relax.

Aunque como siempre Roger aparece con un plan inesperado. Hay que visitar un monumento en memoria a las víctimas de un atentado terrorista que sucedió a mediados de los años noventa. Dice que merece la pena y Rafa, ahora que es un verdadero sureño decide que nos acercaremos y rezaremos por los muertos. Él tiene la pistola, él manda.

Ni nos paramos, se está haciendo tarde para variar y lo vemos desde el coche. Toca enfilar camino hacia Amarillo mientras seguimos viejos tramos de la ruta 66. Decidimos salir de la interestatal 40 que es básicamente el camino para moñas y adentrarnos en la verdadera América. Nos damos cuenta, a los pocos kilómetros, de que estamos en la mitad de la nada.

Campos y campos de absoluta planicie ante nosotros. Cielo despejado y enorme, alguna que otra casa destrozada y abandonada (la última moda en Estados Unidos parece ser) y el GPS marcando el siguiente punto en la ruta 66. Elk City.


Describir a Elk City es algo complicado. Un pueblo enorme al estilo del salvaje oeste que se eleva en entre praderas tostadas por el sol, y que sirve como museo oficial de la ruta 66. Allí encontramos edificios recreados al detalle, una plaza de pueblo, barberías, una máquina de tren, granjas falsas repletas de tractores de época, vías de tren que junto a la estación simulan la llegada de colonos al pueblo… en definitiva, una auténtica pasada.


Después de un par de horas por allí es momento para seguir la ruta. Rafa, como siempre, insiste entrar a comprar cosas. Ya sean para regalar, cosa rara, o para él, regla habitual. Pero en esta ocasión tiene razón y la tienda resulta ser una auténtica mina donde vaciamos nuestros bolsillos.


La ‘old route 66’ es larguísima y variada. Ya no está completa, ha ido desapareciendo junto a pueblos fantasma que ahora se reparten a lo largo y ancho de su antiguo trazado. Pero existe un lugar precioso, bellísimo, una parada obligada para todo  rutero que se precie.

Un pequeño tramo de baldosas rosadas que emula al asfalto original de la Ruta 66.

Todo esto, que quede claro, lo dice Roger. Él es el encargado de buscar los caminos y de ojear en los libros de viaje. Que quede claro también que Roger no entiende muy bien el inglés y que al leerlo del libro original que llevamos como guía de viaje no acabó de entenderlo todo.


Así pues, nos encontramos después de varias millas en una carretera infernal, repleta de piedras, socavones, abandonada y repleta de coyotes y serpientes. El sol lleva ya rato poniéndose y deben quedar unos 5-10 minutos de luz. No hay huevos de continuar por aquí, parece una carretera de campo pensada para tractores donde no hay ni rastro de las baldosas rosadas de Roger.

Resulta que lo que Roger había leído……………………………………..

[SYSTEM FAILURE] [SYSTEM FAILURE] [SYSTEM FAILURE]
[SYSTEM FAILURE] [SYSTEM FAILURE] [SYSTEM FAILURE]

Fuck! Se nos ha acabado la batería del portátil a medio camino! Estas cosas pasan cuando se redactan posts en un coche recorriendo un desierto. :D

Creo que Dani puso el brillo de la pantalla a toda leche esperando que este momento llegase cuanto antes mejor, y ahora que vuelvo a estar libre sin las manos en ese volante infernal puedo seguir narrando nuestras andanzas mientras ellos descansan plácidamente para mañana madrugar y levantar el país a base de duro trabajo on-line.

Como Dani comentaba, resulta que Roger lo había entendido mal. Aun seguimos intentando descubrir cómo fue capaz de confundir un tramo off-road con un tramo de antiguos adoquines rosados! Solo de pensar que se nos hubiera pinchado una rueda ahí, o quedado el coche clavado por los bajos, a varias millas de la Interestatal y de noche en medio del desierto, nos entra la risa nerviosa.. xD

Una vez dimos la vuelta sobre nuestros pasos  y retomamos la I-40 llegamos a Groom, donde a pasar de que ya es totalmente de noche podemos ver a varias millas de distancia nuestro objetivo. La cruz más grande de estados unidos.

Una estructura imponente de piedra de 58 metros de altura se erige imponente. Otra demostración más de que aquí se toman en serio el tema de la religión.


Cuando llegamos a su base un camionero y una autocaravana hacen sus trapis al lado de una representación metálica de esculturas de tamaño real de la última cena.

Entre que no nos mola mucho lo del camionero, que una vez la ves ya no hay mucho más que hacer allí, y que se nos está haciendo super tarde para cenar, salimos escopeteados hacia Amarillo a por la última parada del día. El evento por el que Roger lleva días preparándose.

Un par de horas más en coche y por fin llegamos a Amarillo.

Llegamos a lo grande, sin tener hotel reservado y sin haber comido nada desde el desayuno, directos a la atracción más esperada del día. El Big Texas Ranch. Un restaurante enorme como si fuera un salón donde sus raciones de comida son conocidas enormes.


Antes de cenar vemos que al lado y dentro del mismo recinto hay un pequeño hotel que simula una calle del oeste. Preguntamos a ver cuál es su precio y una amable chica con acento tejano incomprensible que nos confunde con un grupo gay nos deleita con una habitación con el mismo precio que hemos ido pagando en el resto de estados.

La habitación es INCREIBLE.

Camas con piel de vaca, todo ambientado como en el oeste, todo de madera, las puertas del lavabo son puertas de vaivén, y las cortinas del lavabo están decoradas con piel, estrellas y flecos. Hasta la fecha la mejor habitación del trayecto.

Una vez aposentados y tras gritar como los tíos de aquel anuncio de Heineken al ver dónde íbamos a dormir, nos enfilamos a llenar nuestros estómagos.

Limusinas decoradas con cuernos de toro en el morro aparcadas delante del local suben y bajan a gente. Son transportes gratuitos que te van a buscar a casa y luego te llevan de vuelta con el estomago lleno.

Una vez dentro, el local está lleno de cabezas de arce, ilustraciones de rodeo y es completamente de madera. Te sientes como un pequeño Saloon del Oeste.


Roger y yo llevamos varios días planteándonos participar en el reto ‘Man vs Food’.

Este se trata de lo siguiente:
Te sientas en medio del restaurante mientras una banda de country ameniza la velada. En una plataforma elevada donde todo el mundo puede verte, encima de ti hay un marcador digital que muestra una cuenta atrás de 60 minutos con la que te limitarán el tiempo que tienes para comerte, un bistec de 72oz (2Kg), un plato de gambas, un par de bollitos, una ensalada, un jalapeño y de puré de patata.


Los aguerridos valientes que se enfrentan al reto, son coreados por la muchedumbre del local e incluso un speaker anima “la competición”. Si la prueba se supera, la comida es gratis, sino, son 50$.

Tienen incluso una webcam online siempre activa para ver desde cualquier parte del mundo el evento. Un ranking en la pared muestra la lista de los contados espartanos que han superado el reto.

La magnitud de ese filetazo es tan desproporcionada, y la lista de supervivientes es tan corta, que Roger y yo nos rajamos como unos auténticos ‘Fagots’ ante tal despropósito alimenticio.

Así pues, con las orejas gachas y sentimiento de derrota, nos planteamos un reto más acorde con nuestras capacidades europeas. Roger se pide un plato de 21oz (600gr) de carne y yo uno otro de 18oz(500gr). Este delicioso manjar lo acompañamos con una jarra de cerveza bien fresca de 32oz (1litro).


Dani se pide un pollo que también tenía una pinta increíble, pero que él se lo había pedido para disfrutar, mientras Roger y yo ha sido para sufrir. Pero de eso se trata!

Miradas desafiantes y frases intimidantes cruzan la mesa.

- No te vas a comer más de eso? Si te lo dejas no contará como superado eh!
- Mira mira.. A mi ya no me queda ensalada.
- Si no te acabas la birra es que eres un moñas.

Pasan más de 20 minutos y ahí estamos dándolo todo. Cada vez comemos más lentos, pero cada vez hay menos comida en nuestros platos. Llevo ¾ del trozo de carne que se me antoja imposible de comer mientras que Roger está a punto de terminárselo. Se avecina mi derrota.

Decido cambiar de estrategia. Un pimiento enorme decora el plato, así que pienso que si como un poco de verde seguramente pueda hacer un pelín de hueco extra.

Tras 2 bocados a algo realmente insípido miro a Roger desafiante.

- Si te dejas esto en el plato te recordaré siempre que no te lo acabaste todo eh..

Ni corto ni perezoso Roger pilla el pepinillo y se mete en la boca casi la mitad de un solo bocado.
Mastica impasible y desafiante mientras poco a poco su faz va cambiando. Él sabe que algo raro está pasando, pero aún así traga parte de lo masticado.

Mientras le miramos fijamente su color empieza a cambiar, sus ojos se van abriendo y sus fosas nasales se separan.

Intenta por todas sus fuerzas disimular pero avecinamos tormenta.

De golpe escupe todo lo que tiene en la boca y pilla la jarra de cerveza como si estuviera en medio del desierto. Sus ojos están llenos de lágrimas. En serio, le chorrean las lágrimas por toda la cara hinchada y roja.

Por mucho que intentemos comunicarnos con él, es imposible de articular palabra. Solo puede emitir gemidos como un cochinillo en matanza y mirarnos fijamente mientras Dani y yo no podemos parar de descojonarnos a carcajadas desde hacía ya más de un par de minutos.

BRUTAL!

Antes de que pueda tan siquiera recuperar el habla, paso mi lengua por lo que queda del pimiento. Un simple contacto y en un par de segundos esta pasa a quedarse dormida en toda esa zona.

Dios Santo. Ese JALAPEÑO es la cosa más BESTIAL que hemos probado nunca, y tiene el tamaño de una morcilla de burgos, nada de las mierdecillas del padrón.

Roger, desesperado por quitarse esa sensación de la boca, empieza  a comerse los bollitos, la carne e incluso cosas de mi plato.

Esto ha sido como si hubiera pillado un ‘power up’ que te baja la barra de vida a la mitad, pero que te da un plus de capacidad inaudito. En segundos se ha acabado todo lo que le quedaba en el plato. Fuck.

Roger 1 – Rafa 1.

Una vez levantados y abrochándonos los botones del pantalón, Roger me pilla desprevenido y se mete de una tacada el tercio de cerveza que le quedaba.

Eso sí que no. Que me gane comiendo carne tiene un pase. Pero el tema Birra es mío. Así que pillo la mía por banda y como si fuera un desagüe o un Alemán en Lloret me fundo la mia en segundos. Maldito bastardo.. :D

Volvemos moribundos con paso de taca taca y aguantándonos el estómago como si nos lo hubieran rajado y se nos estuvieran derramando las tripas.

Una vez en la habitación Roger sale del lavado simulando ser un cowboy mientras Dani entraba llevando un vaso de agua que vuelca encima de toda la maleta abierta de Roger. Estamos acabados.

Y prueba de ello llega cuando me quito las lentillas sin lavarme las manos y descubro que aun tengo los dedos llenos de jalapeño!! Mis gritos de dolor se escuchan desde la habitación del lado. Maldito desastre!

Esto es el maldito infierno. Texas nos ha vencido y pese a que tenemos una pistola con nosotros ha quedado demostrado que somos unos auténticos european fagots. Pero después de una tormenta siempre sale el sol y tras nuestro primer contacto (o bofetada) con Texas nos tocaba responder.

La única manera de sobrevivir en un lugar tan extremo es hacer un Roger. O lo que viene a ser lo mismo, adaptarse o morir. Mañana nos convertiremos en verdaderos Cowboys. ¿Lo conseguiremos? ¿Amanecerán de una pieza los estómagos de Rafa y Roger? ¿Tendrán hambre al levantarse? ¿Y la pistola? ¿Encontrará Rafa más complementos a juego para convertirse en un verdadero Cowboy de la Llagosta?

Tras la digestión y la resaca, mañana la cosa se presenta movidita.

martes, 22 de febrero de 2011

Route 66 - Day 5 - Springfield - Tulsa - Oklahoma

Un susurro lejano me despierta entre sueños. Cada vez con más intensidad ese  susurro pasa a ser alboroto y al final se transforma en gritos de indignación.

Dani se está peleando con una incompetente teleoperadora de La Caixa que es incapaz de darle la información que le está pidiendo. Parece ser que según Línea Oberta nos han cobrado más cosas de la cuenta y eso no mola nada cuando tenemos un límite de dinero a gastar.

Tras múltiples intentos y varias llamadas de más de media hora, vemos que el problema es de la web y rezamos para que todo salga bien.

Con los nervios un poco más calmados ya estamos listos y preparados para la comida más importante del día. Un desayuno americano como mandan los cánones.

La tele está encendida y una especie de programa matinal al estilo Ana Rosa mezclado con Buenafuente ameniza la velada. Bizarre extrem. Un viejales y una rubiaca haciendo bromas malísimas a primera hora del día.

Roger distraído disfruta saboreando un Philadelpia de fresa que solo aquí se puede probar. Su sabor es una mezcla entre quesito y palote difícil de definir.

Pilas puestas y ready to rumble nos encaminamos al centro comercial más loco que hemos estado jamás.

Bass Pro Shop’ no es un centro comercial cualquiera. Es muchísimo más grande de lo esperado. La fachada te deja entrever que está relacionado con la pesca pero no es hasta que te adentras en su interior cuando descubres que no se trata solo de eso.


Todo está decorado como si te encontrases en el interior de una cabaña de un parque natural. Recreaciones de ríos reales, cascadas, bellas escenas de osos, jabalíes, ciervos, águilas, castores, lobos y demás animales simulando su habitad natural. Todos tienen una peculiaridad, son animales reales disecados.

Y es entonces cuando todo cobra sentido. Este es el paraíso del cazador. TODO está enfocado para los amantes de la caza, la pesca, el tiro, la montaña y la aventura.


Aquí los niños de Springfield se entrenan con pistolas de juguete para ser verdaderos americanos mientras su padre se pasea por la enorme sección de cuchillos imaginándose como sería matar un oso pardo con sus propias manos..

Este sitio es realmente increíble. Pero la sección que más nos impactó fue la zona de las armas. Estanterías y estanterías con pistolas, escopetas, rifles, metralletas, mirillas, silenciadores y demás locuras para las que ningún Europeo está preparado.

Salas con rifles decorados a mano para coleccionistas demuestran que aquí la pasión por las armas está totalmente arraigada.

Al lado de la sección de niños de la zona de armas (sí, lo habéis leído bien) vemos las armas de competición. Pistolas, ametralladoras, escopetas y rifles de aire comprimido llenan el pasillo.
No se necesita permiso de armas y se venden a mayores de 16 años.

Una pistola semiautomática de bolas de acero con aire comprimido de cuerpo metálico llama poderosamente mi atención. Rango de alcance de 200 metros, velocidad de disparo 137 metros por segundo, por tan solo por 45$. Fua!


Tras preguntar si necesito licencia o si tendré problemas en los aeropuertos, no puedo resistirme a comprarla y la acompaño con 6000 balas extras y 15 cartuchos de CO2.

Quienes pueden decir que se han comprado una pistola en USA eh!? Hell Yeah!!

Con un subidón digno del día de los rascacielos, salgo en shock con mi pistola bajo el brazo sintiéndome cada día un poco más integrado en una cultura en la que a los chavales se les puede regalar esto 5 años antes de probar su primera bebida alcohólica.

Nuestra siguiente parada en la ruta es el 1984 Arcade, un lugar lleno de maquinas recreativas en el que pagando 5$ puedes jugar hasta que te canses.

Miramos en la web su dirección, y con decepción descubrimos que abren a las 16h. Son las 13:30h y si nos esperamos 2 horas y media hasta que abran se nos hará tardísimo y no podremos lo que nos espera por delante en la ruta.

Llorando de pena por habernos perdido la parte con la que nos sentíamos más identificados del trayecto propongo ir al Nipa Thai, un restaurante tailandés que según tripadvisor es el segundo mejor de la ciudad.

Con el cachondeo de hace dos días del restaurante de las costillas en St Louis llegamos al lugar. WTF!? El sitio tiene una pinta decrépita, todo oscuro, y sin nadie alrededor.

Nos acercamos un poco más y vemos que está cerrado con un cartelito: ON SALE. xDD

Madre mía! Como es posible que tengamos tan mala suerte con los lugares para comer. Malditas recomendaciones online!

Ya nos da igual todo y vamos al primer lugar que encontramos en esa misma carretera.
Resulta que es un restaurante jardín para niños. Esto parece pitorreo.
Volvemos al coche y nos vamos al siguiente. Una vez dentro el camarero nos dice que tan tarde ya no sirven comida.. Me caguen la puta!!
A la mierda. Al final acabamos comiendo en un Taco Bell que yo no sé si porque son así o porque lo que pedimos era algo raro, pero estaba Malísimo. Lo único bueno fue una bebida llamada ‘Mint’ de LimaLimón que camufló el gusto del burrito.

Yo estaba contento, porque a pesar de la comida, de ahora en adelante, siempre podré decirle a Roger cada media horita, que yo tengo mi propia pistola made in USA y él no. 1-0! ;D
Según los libros guían que llevamos encima, nos encaramos hacia Kansas para ver lo que Roger definía, el trozo más bonito de la ruta 66.

Y efectivamente, hasta el momento, así lo fue. Las pocas millas de la ‘old-route’ que cruzan el estado de Kansas nos permiten ver una mezcla de paraderas de trigo amarillas mezcladas con prados verdes donde descansan vacas y caballos.

Granjas, pajares, establos y molinos de viento son la poca civilización que encontramos.

Cruzamos pueblos fantasma, grandes lugares muy transitados cuando la ruta estaba activa, pero que ahora, al cambiar su recorrido y crearse las autopistas interestatales, perdieron el turismo y el dinero que generaba el tránsito de vehículos entre estados.

Pueblos enteros abandonados a su suerte tal como se quedaron el día que cerraron.
A la entrada de uno de ellos se encuentra la mítica furgoneta que sirvió de inspiración a la película CARS.


Junto a ella, nos encontramos a una modelo siendo fotografiada en la fachada del edificio de enfrente.
Roger afirma que está desnuda, pero como nuestros ojos solo veían la ruta nunca llegamos a saberlo..

Un buen puñado de millas más tarde Dani nos sorprende gritando con algo que no nos habíamos fijado.

- Tíos! Un tanque!!

Frenazo en seco, media vuelta, y parada en el arcén.

Un tanque con toda la pinta de ser de la segunda guerra mundial, un helicóptero del Vietnam y una gigantesca y compleja ametralladora antiaérea están ahí, en medio del campo y sin venir a cuento.  Esto es América, hay cosas que es mejor no preguntarse el porqué y dejarse llevar..



Ya es de noche y hemos llegado a Tulsa. Una parada obligatoria es el ‘5 & Diner’, un mítico diner americanos que se encuentra al lado de la central de Harley Davidson del Condado.

Un steak con puré de patatas, col, hilos de cebolla fritos, pan de ajo y salteado de verduras, nos deja a Roger y a mí en el séptimo cielo mientras Dani se pide la ensalada con pollo que tiene menos lechuga que hemos visto jamás.


En la misma mesa tenemos nuestra propia maquina de canciones y mientras pensamos cual poner, el local se llena con el equipo juvenil de básquet de la ciudad y los padres de lso chavales.

Podemos distinguir perfectamente la figura del entrenador que va mesa por mesa saludando a la gente. Es el prototipo de americano modélico, un tío que podría ser perfectamente el capitán del equipo de futbol, futuro astronauta y modelo de ropa interior todo a la vez. Una versión de ‘Mr Awesome’ de Chuck pero con 20 años más.

En su misma mesa, su mujer, la que seguramente fue jefa del equipo de animadoras. Una vieja gloria que lleva mal el paso de los años pero que aun se resiste a perder su antiguo esplendor.

Y al lado, una señora rubia con un porte impecable. Claramente es la jefa de la asociación de padres, y que en su juventud fue líder del club de celibato. Antigua excheerleader que seguramente tubo un rollito con el entrenador antes de que este se casara.

Ai.. Benditos Estados Unidos y sus claramente definidos roles sociales.
Tulsa es un lugar religioso, y una muestra de ello es el mayor monumento de la ciudad. Las mayores ‘Praying Hands’ de USA. Sí, manos en posición de rezo. Y sí, ‘las mayores’ implica que hay varias más en otros lugares. Sorprendentemente en Webcity vimos unas millas antes.


Ver para creer. Una estatua de unas manos de 15 metros totalmente detallas e iluminadas presiden la entrada de la Universidad. Toma ya! :D

Por hoy se nos han acabado los lugares a visitar y llegamos Oklahoma City.

Al llegar al hotel que reservamos nos encontramos con unas medidas de seguridad extrema que no habíamos visto en ningún otro. No puedes evitar sentir una sensación de mal rollo al preguntarte porque este hotel tiene doble cristal, todas sus puertas cerradas o un pasador de objetos como el de las gasolineras para hablar con la recepcionista.

Pillamos las maletas y una mujer desde uno de los balcones nos dice que no tardemos mucho en entrar. Me caguen la puta dónde estamos? :S

Una vez dentro el hotel y la habitación está bien, pero un cartel en la puerta que dice que si alguien pica diciendo que son empleados del hotel llamemos a recepción para confirmar antes de abrirle, nos hace pensar que a lo mejor habría habido otra zona mejor en la que hospedarnos.

- Tranquilos chicos. Estamos a salvo.
- Cómo?
- Tengo aquí mi pistola.

No podemos esperar y abrimos el embalaje. HELL YEAH.

Estoy deseando de llegar a algún lugar donde poder probarla. Pero bueno, eso será otro día, porque hoy estamos reventados y mañana nos espera un duro día.

Eso sí, si sobrevivimos a este lugar repleto de forajidos..

domingo, 20 de febrero de 2011

Route 66 - Day 4 - Memphis - Springfield

Seguimos nuestra aventura y mientras Rafa protagoniza una encarnizada batalla persiguiendo al Sol atravesando praderas y campos de trigo, Roger reflexiona en la parte de atrás de nuestro carruaje americano y yo plasmo a vuela pluma estas humildes ideas.
Dicho de otro modo, Rafa conduce, Roger soba y a mi me toca escribir. Empezamos.

Amanece el cuarto día de nuestra Ruta 66 y para variar hemos dormido medianamente bien. Con énfasis en lo de medianamente ya que la fiesta de ronquidos en nuestra habitación nunca para. Hemos hecho, además, un descubrimiento increíble. Ya sabíamos de la capacidad de mutación y adaptación a entornos extremos de Roger. Es capaz de parecer un redneck, un tío nacido en Texas, un indigente, dormir en unos escalones, en la parte posterior de un coche o lo que se tercie. Es un comando de élite que se adapta a todo. Y también lo hace con los ronquidos.
Si en la habitación se ronca fuerte, Roger ronca fuerte. Si hay silencio sepulcral el tío parece muerto. Si alguien se despierta también se despierta. Está ahí, siempre, always. Y da miedito.
Después del desayuno en el que yo, hábilmente, me las apañé para derramar una taza de zumo de manzana por la mesa manchándome los pantalones y la camiseta, decidimos salir a disfrutar de las bondades de Memphis.

Y estando en Memphis la primera visita está clarísima. Toda la ciudad se basa en un icono, Elvis Presley. Preside la mayoría de carteles promocionales, usan su imagen para vender zumos, coches, zapatillas, juguetes, tazas de wáter y hasta libros de conjuros de voodoo. Elvis es a Memphis lo que Chiquito a La Calzada. Así que uno no puede venir a esta santa tierra sin ir a visitar el Rancho de Graceland. Hogar de Elvis y cementerio de toda su familia.

Encontrarlo no tiene mucho misterio ya que la calle donde está construido se llama Elvis Presley Boulevard. Aunque eso sí, la primera idea era contratar un tour que costaba un ojo de la cara y en el que Rafa estaba empecinado. El problema es que empezaba a las 10 de la mañana y no teníamos tiempo material de llegar a tiempo. Debíamos dirigirnos nosotros mismos a Graceland.


Estábamos convencidos de que lo que encontraríamos en la casa de Elvis no merecería mucho la pena. Nos equivocábamos.

Graceland es una especie de parque de atracciones póstumo dedicado a la figura de Elvis. Con exposiciones, pases de películas, coches antiguos, visita guiada por su impresionante casa, restaurantes, sala de trofeos… es el paraíso que todo fan de Elvis desearía visitar una vez en la vida.


Lo que fue Elvis para este país, el icono cultural que fue, la importancia que tuvo en su época, las raíces y cómo ha influído en la cultura pop de estas tierras… es incalculable. Y prueba de ello es que incluso un día lluvioso, entre semana, Graceland se llena de peregrinos que viajan hasta aquí para rendir homenaje al Rey del Rock. No es para menos.


Las fotos hablan por si mismas. Salas bizarrísimas que siguen iguales a como las dejó Elvis cuando falleció. Sala de billar, sala de tiro, sala de tennis, de trofeos, grabación, imitación a una jungla (con cascada incluída), establo, garaje… ¿Se puede visitar todo en Graceland? No, todo no. Y aquí viene lo mejor del asunto. Nunca nadie ha subido a la segunda planta de la casa desde que murió Elvis. Por deseo expreso de la familia nadie sube, ni los trabajadores. Dato curioso ya que nadie vive allí… o eso dicen.


Muchos están convencidos de que Elvis sigue viviendo y lo hace precisamente allí. Vigila a los que visitan su casa, a los que dejan flores en su tumba, a los que firman el muro que rodea la finca y que está repleto de dedicatorias. Elvis vive y si no lo hace debería. Aunque quizá cuando viera lo deforme que está Priscilla, la que fue su mujer y ahora es adicta a la cirugía estética, se volvería a morir.


Pero no todo está en la casa. Otra parte espectacular fueron sus dos aviones. Sí, tal y como lo leéis, este tío tenía dos aviones para su uso personal. Y uno de ellos de un tamaño enorme. Permiten subir y fotografiar el interior que, pese a que se nota que fue diseñado en los años sesenta era una auténtica pasada.


- Oye, todo este avión está enmoquetado. ¿No?
- Joder, tiene moqueta hasta en las paredes!
- Estos americanos serían capaces de enmoquetar la cubierta de un barco!

La última parada de la excursión nos llevó a la colección privada de coches de Elvis. Auténticas maravillas que el Rey del Rock había ido adquiriendo a medida que ganaba millones de dólares, corazones de niñas adolescentes americanas y kilos de peso. Atención especial a Gladys, el cadillac rosa que le regaló a su madre cuando empezó a tener éxito. Está pintado por él mismo. Bizarro pero con charm.


Salimos de Graceland y nos dirigimos a comer a Beale Street. La calle de Memphis en donde nació el mismísimo Blues. Un sitio que todavía mantiene su esencia y un cierto encanto sureño. Una calle en la que se mezclan tiendas de todo tipo con conciertos de Blues en vivo y carrozas iluminadas tiradas por caballos que son marca de la ciudad.


Tenemos un hambre atroz, Roger ha empezado a mordisquear su brazo y Rafa amenaza con comerse al primer perro que se nos cruce. Son las dos de la tarde, una hora relativamente normal en España para comer pero una majadería aquí. Encontramos pronto un local mítico en el que calmar nuestro apetito. BBKing’s BBQ. El local de comida típica que abrió el mismísimo BB King hace unos años y que es un homenaje constante al Blues.

Allí, Roger y Rafa pueden cumplir algo que llevan planeando desde que nuestros pies tocaron este país. Van a zamparse las costillas más grandes que tengan en  el restaurante. Así, a degüello, sin anestesia. Las BB King’s BBQ Ribs Extreme. Dos costillares bañados en salsa barbacoa acompañados de ensalada de col, un botecito de judías con salsa de tomate y una madalena que hacía las veces de pan. Rafa salivaba de una manera extrema y Roger casi se pone a llorar al probarlas por primera vez.

-Cómo cojones hacen esto así tío?!!!!
-Están taaaan tiernas!! Voy a llorar de placer tíiiios!
-Me pediría otro plato igual!!!


Yo, a diferencia de mis compañeros elijo otro plato recomendado por el señor BB King. Dos pechugas de pollo asadas acompañadas de pasta hervida con parmesano. Empiezo a salivar como Rafa. Después de bendecir la mesa y darle las gracias a Dios por los alimentos (costumbre que estos dos han cogido desde que se sienten verdaderos americanos) salimos dispuestos a recorrer la calle Beale intentando encontrar un Starbucks para conectarnos al WiFi.

Es una práctica que aconsejamos a todos los que vayan a seguirnos en un viaje así. Utilizamos, después de comer, un Starbucks para conectarnos a internet y reservar el motel de carretera en el que descansaremos esa misma noche.

Llega el momento de empezar el trozo en coche del día. Serán 5 horas hasta Springfield en las  que atravesaremos carreteras medio olvidadas y bosques como el Mark Twain National Forest. Siempre siguiendo la ruta 66 en todo lo que se pueda y volviendo a la I-44 cuando la situación lo exija. Parecen paisajes extraídos del ‘Alan Wake’.

Pero ya sabéis que en las carreteras de Estados Unidos puede pasar cualquier cosa y nosotros hemos encontrado a nuestro Diablo sobre ruedas particular. Un camionaco infernal que nos ha “perseguido” durante un montón de millas a una velocidad a la que los camiones no deberían circular. Nos alcanzaba, nos adelantaba y volvía a colocarse delante nuestro y a aminorar la marcha.

Le adelantábamos y volvíamos a empezar el bucle. Vamos, un chalao que decidió jugar con nosotros un ratito hasta que le dimos esquinazo adelantándole por mucho. Si Rafa hubiese tenido su pistola otro gallo hubiera cantado. Disparo a las ruedas y showtime, pero no pudo ser.

El tiempo pasa, hemos cruzado Arkansas, y la verdad es que se ha hecho muy tarde. Estamos hambrientos y ante el miedo de no encontrar nada abierto al llegar a Springfield decidimos parar a comer en un McDonalds de carretera en el que una amable moza nos ofrece tres hamburguesas de pechuga de pollo. Aceptamos encantados no sin antes dejar que Rafa cumpliese otro de sus mini retos personales en este viaje. Ha vuelto a probar la cerveza de raíz (una cerveza sin alcohol para niños que describe como una mezcla de Listerine y Reflex. Está malísima pero sigue bebiendo ya que engancha. Roger, por su parte, la encuentra deliciosa. Ya sabéis, ya se ha adaptado a todo.).

Llegamos finalmente al hotel. Que sigue siendo exactamente igual que los anteriores. Misma cadena, mismas habitaciones, mismas camas y mismo desayuno. Mañana más.

sábado, 19 de febrero de 2011

Route 66 - Day 3 - St Louis - Memphis

4:30AM - Me despiertan unos ruidos que llegan de la cama de al lado.
Roger despotrica improperios dignos de Carmen de Mairena?
Parece ser que no está muy contento con un mail laboral que le acaba de llegar y quiere compartirlo con nosotros y posiblemente con los vecinos de las habitaciones colindantes.

Dejo de preguntarme porque Roger está mirando el correo a estas horas de la mañana e intenrto luchar inútilmente contra la situación para intentar volverme a dormirme, pero tras varios intentos acepto resignado que ha llegado la hora de levantarse.. Malditos!

Dani y Roger acaban “sus labores” mientras yo relato las aventuras acontecidas ayer. Como siempre acabamos tarde y emprendemos el viaje que nos llevará a cruzar de nuevo el Missisipi porque ayer ya lo cruzamos pero era muy tarde y por la oscuridad no se veía un pimiento.


Pedazo de rio OMG!
El Ebro es un moñas comparado con esto. Hasta los ríos son a lo grande.

Nuestra idea era cruzar el antiguo puente por el que pasaba la ruta 66 y que actualmente está cortado y solo se puede pasar caminando o con bicicleta como atracción turística, pero cuando llegamos, en la zona de aparcamiento decía claramente que si dejabas el coche allí te atendieras a las consecuencias de un más que posible robo o de sufrir desperfectos en el vehículo.

Quizás este cartel es un estándar en USA, pero para nosotros 'European Faggots' en la ciudad con más crimen del país, nos pareció lo más adecuado hacer turnos en el coche e ir a verlo de uno en uno. xD


Tras media hora de hacer el canelo por turnos, fuimos al otro lado del puente a ver si allí tendríamos más suerte. Pero aun fue peor, el acceso estaba cortado y no podíamos parar. Pero no importa, antes de llegar allí tuvimos que pasar por otro puente guapísimo que tenía un semáforo para pasar de lado a lado, lleno hasta los topes de señales de tráfico y carteles de aviso. Real american way.

Una vez satisfecho el espíritu de la ruta nos tocaba ver el monumento más alto de Estados Unidos. Un arco de acero inoxidable forrado de hormigón llamado “The Gateway to the West”. Una estructura impresionante en la que se puede entrar y subir a su cúspide para ver la ciudad desde las alturas.


- 3 tickets please.
- Army?
- No.
- Triple A?
- No.
- Ok. Thank you for visiting the Arc.

Army!? Jajajaja. Ahora si que hemos triunfado. Nos han confundido con Militares Americanos. Hell Yeah! Lo de European Fagots pasó a la historia. :D

Aunque esa sensación duró poco, porque lo que nadie nos dijo es como se subía ahí arriba.



Si ayer luché contras uno de mis peores miedos, las alturas, hoy era el turno de la claustrofobia.
Madre de dios!! 5 personas se tenían que meter un una especie de batiscafo de 1.5m3 con 2 mini ventanas para ver el ascenso por el interior del arco.

Repito, 5 personas en una esfera de 1.5m3 ascendiendo por un conducto de cemento puro durante más de 4 minutos. No nos podíamos ni sentar porque todas las rodillas se tocan unas con otras y hay que colocarse de formas distintas para poder caber los 5 ahí dentro.

En serio, por mucho que lo relate es imposible hacerse una idea de la sensación de agobio, calor y muerte inminente que produce el traqueteo de un sistema de ingeniería creado en los 60 que recuerda “para mal” toda la iconografía, estética y maquinaria creada por Andrew Ryan en Bioshock. Fua!


Una vez arriba ya respiras tranquilamente mientras que te asomas por unos ventanales que muestran una magnífica vista aérea de la ciudad. Nos encontramos a 190 metros de altura, pero comparados con los 400 de la torre de Chicago esto se antoja una moñada. xDD


El descenso esta vez fue de 3 minutos y una vez se conocen los ruidos que hace el engendro de mecanismo ya se viaja “más tranquilo” en él.

Hoy no habíamos desayunado para poder comernos POR FIN las mejores costillas a la barbacoa del estado, ya que es la comida típica de St Louis. Así que pillamos nuestro magnífico coche, marcamos la dirección del restaurante en el GPS y palante!!

St Louis es hasta el momento la ciudad más demacrada, descuidada y sucia de las que nos hemos encontrado. Fábricas abandonadas, carreteras hechas un desastre, grafitis por todos lados.. Nos preguntamos qué coño hace el ayuntamiento de esa ciudad!? Que no pagan impuestos sus ciudadanos para tener las cosas como dios manda!? :S

Una vez salimos de la autopista que rodea el centro, salimos hacia un barrio de casitas que parecía muy majo. Típico barrio con casitas bajitas, porches y un buzón en la entrada con la típica banderita. De esos hemos visto mucho por aquí, pero empezamos a notar que cada vez veíamos más gente negra.

Definitivamente se trataba de un barrio negro. Hasta ahí bien, no problemo. Pero mientras seguíamos avanzando la gente que nos cruzábamos y la que iba en los coches ya no parecían tan agradables.

Escaparates con cristales rotos, una carretera en obras y un rastafari con capucha y unos andares pintorescos despertaron en nosotros una sensación de encontrarnos en el barrio más chungo de la ciudad. Fuck.

Cuando llegamos al local el chasco fue increíble. Una esquina decrépita, una fachada sucia y una localización de película de tiroteos.

DESCARTADO.

Estamos muertos de hambre, pero solo en pensar en que ayer estuvimos a puntito de venir aquí a las 9 de la noche nos produce una sensación de alivio. :D
Indignados y cagándonos en la puta nos picamos y tiramos directamente para Memphis saliendo de una ciudad que ha sido un verdadero fiasco.

- Ostias tíos! 
- Que?
- El cemento!
- Helado de cemento!!

No podíamos irnos de aquí sin probar este mítico helado, así dimos media vuelta y encaramos dirección a la heladería.

St Louis está LLENA de iglesias. Es algo totalmente desproporcionado. Cuando te encuentras 4 iglesias seguidas en la misma calle una al lado de otra sabes que esto no es muy normal..
Carteles de publicidad antiaborto, “Jesus Loves You”, o un Jesus diciendo "Don't kill my sons' y cosas similares nos amenan el trayecto.

La heladería sí que se encontraba en una buena zona e incluso el local tenía su propio parking.


Fue llegar y besar el santo. La mujer que nos atendía no dejaba margen de error. Tenía un cohete en el culo y en menos de 1 minuto habíamos pensado que pedir, pedido, comprado y pagado.

Por fin teníamos nuestros helados de cemento en nuestras manos.
Nuestras papilas se recreaban en Chocolate , Plátano y M&M’s mientras disfrutábamos sentados un banco de un día de sol y buen tiempo que no esperábamos encontrar. Es como si las nubes no hubieran dado un descanso para disfrutar del momento.


Pero lo bueno no dura eternamente y nosotros tenemos una misión que cumplir. La ruta 66 nos espera. Próximo destino, Memphis. Cuna del rock, del blues, de Elvis Aaron Presley y actual hogar del hermano pequeño y barbudo de Gasol.

Según Roger esta ciudad no quedaba lejos, a unos 5 centímetros según el mapa que se acabaron convirtiendo en unas 290 millas y más de 5 horas de viaje ininterrumpido por unas carreteras enormes y repletas de camiones aún más grandes.

El tiempo pasa lentamente, el sol pega fuerte y a nuestro alrededor el paisaje va cambiando progresivamente. Vamos dejando la nieve atrás y Roger pierde el conocimiento. Demasiadas horas  sin meterse un filete de carne de 300 gramos, pocas horas de sueño, cansancio acumulado y a dormir como un corderito. El olor a gasolina, a carne, a bocadillos y a patatas de bolsa acabó de despertarlo. Aprovechamos para parar en una gasolinera y comprar algo que llevarnos a la boca. Nuestra primera comida sólida del día sin contar los helados de cemento. Patatas de bolsa y un Monster de 1 Litro para dividir entre tres.


Encaramos dirección a Memphis mientras en nuestros estómagos se formaba un mejunje atroz. A pesar de ser un viaje de unas 5 horas de coche el trayecto pasó bastante fluido. El paisaje poco a poco dejó de ser nevado y se fue transformando en algo más variado y cálido.

Canciones y juegos sobre adivinar la identidad del personaje, serie, película o actor con preguntas de sí o no, hicieron que llegásemos a nuestro destino casi sin enterarnos.

Habíamos reservado en un hotel que según las reseñas era un “hell hole” donde una tufo a productos tóxicos no nos dejaría dormir, pero bueno, eran reseñas de hace un par de años así que tampoco podría ser tan mal cuando también habían otros comentarios buenos. Una vez llegamos al hotel respiramos aire puro a típica moqueta americana. Todo estaba Ok.

Lo más parecido a olores extraños fue un tufo a Marihuana considerable en el ascensor. Alguien había roto al menos un par de leyes en ese hotel! ;D

Visto que ya era bastante tarde para ir a cenar a ningún restaurante normal decidimos ir a una cadena que ya conocíamos. Un Denny’s en el centro de la ciudad sació nuestras ansia de comida “normal” tras un día en que solo habíamos comido porquería.

Al entrar nuestra cara cambió de golpe. Todos los clientes, los camareros y el dueño eran negros. Una sensación de estar metidos en la boca del lobo nos invadió.

Esto es una putada, porque como en Estados Unidos conviven mano a mano los garitos demacrados y decadentes con los elegantes y modernos, la gente con pintas de homeless con los normales, nunca puedes saber si los decadentes son algo normal o son un lugar o alguien “chungo” porque todo el mundo convive con ello por igual. Y aquí nos pasó exactamente eso. No era por la gente sino por el conjunto de todo y el desconocimiento de la situación.

Cuando nos sentamos en la mesa que nos ofrecieron pudimos ver que detrás del mostrador habían 2 mesas con un ejecutivo blanco y un abuelete cenando por su cuenta. Vale, bien, NO nos hemos metido en un gheto AGAIN!

Las calles de Memphis son calles tranquilas, y vemos varios carruajes con unas especies de calabazas hechas de luces que las envuelven, cada uno con un diseño distinto que están pensados claramente para turistas y parejas.

Empiezo a verlo todo borroso porque llevo todo el día con las lentillas infernales y me he dejado el cacharro para guardarlas en la maleta. Caguen to!

Volvemos a casa reventados por una carretera que se antojaba pasado por un filtro de glow de alta intensidad.

Una vez en el hotel, sorteamos las camas y con la suerte que me caracteriza me toca a mi un sofá cama del demonio sin sábanas y mugriento que al desplegarlo su forma era más parecida al de una W que al de un plano.

Tras intentar tumbarme ahí ví claramente que eso no era una opción. Así que Roger y yo dormimos juntos.

Love is in the air sonaba en el ambiente y la noche prometía a sinfonía compartida de ronquidos. Pero eso era lo que queríamos y necesitábamos. Dormir como demonios y prepararnos para el día de mañana que se antojaba más duro que el de hoy..

miércoles, 16 de febrero de 2011

Route 66 - Day 2 - Chicago - Springfield - St Louis

Ya estamos totalmente integrados en esta bizarra cultura, y eso se demuestra cuando son las 6:30 de la mañana y los 3 ya estamos despiertos dándolo todo de camino al comedor del hotel.

Podríais pensar que allí no habría nadie a esas horas, pero sorprendentemente las mesas estaban llenas de gente alimentándose con la bendita crema de cacahuete que glorifica sus desayunos.

Hoy el plato especial del día era Bacon Crujiente. Alguien puede resistirse a eso!? :D

Pocas horas después salíamos del hotel con la intención de llenar nuestras maletas con los primeros suvenires del viaje. Tazas, pelotas de baseball, gorras, camisetas e imanes sobre Chicago inician un problema de espacio que posiblemente tengamos que resolver al final de esta aventura con la compra de una nueva maleta.

Más contentos que unas castañuelas pillamos el coche y decidimos saltarnos el planning de la ruta. Nos falta un mítico lugar de la ciudad por visitar, The Willis Tower.


Mientras damos vueltas por un parking a punto de derrumbarse donde no queda ni un solo hueco libre, a nuestra derecha se levanta imponente el edificio que tiene el honor de ser el más alto de todo Estados Unidos.

Una torre majestuosa que permite a sus visitantes subir a la planta 103 y disfrutar de unas vistas ACOJONANTES.


Tras más de un minuto tememos por nuestras vidas  mientras subimos en un ascensor que se tambalea más que Roger ayer patinando, llegamos a la parte más alta del edificio. Toda la planta es una cristalera que nos muestra una vista sobrecogedora de la ciudad. Un terreno totalmente plano hasta donde nos alcanza la vista rodea la torre. Incluso tras el lago Michigan que se nos antoja un mar parece avistarse tierra firme.

No contentos con ofrecer estas vistas, el edificio ofrecía otra actividad que ninguno de nosotros podrá olvidar jamás.

En la fachada de esa planta han creado unos balcones totalmente acristalados de metacrilato transparente que sobresalen un metro del edificio. Al entrar en ellos se produce el efecto de encontrarse suspendido en el aire a 262 Michael Jordans de altura!

Sobra decir que a mi casi me da un infarto allí arriba y que me pasé más de 15 minutos para reunir el valor suficiente para entrar ahí dentro. En situaciones así se demuestra que el miedo puede a la razón porque eso es imposible que caiga y yo me sentía como si fuera a morir en cualquier momento.

Fotos como esta atestiguan el valor acumulado gracias al apoyo de varios de los turistas que me animaban fervientemente a dar el paso mientras asistían divertidos a la lucha interior de alguien con pánico a las alturas.



IMPRESIONANTE.


Ahora sí que podemos irnos de esta ciudad que ha cumplido con creces todas nuestras expectativas.

Pillamos nuestro fantástico KIA y encaramos la Interestatal 55 camino a Springfield.

Este coche es una bendita maravilla y mucho más aun tras descubrir que dispone de velocidad de crucero que me permitirá descansar las piernas mientras atravesamos las infinitas carreteras en línea recta que nos esperan por delante.

Roger se encarga inicialmente del GPS, pero tras varios gritos infernales repitiendo la ruta a seguir sin que ni Dani ni yo fuésemos capaces de saber a cuál de las 3 direcciones que teníamos delante debíamos pillar, decidimos que el GPS lo usaríamos poco y que Roger se encargaría de buscarnos puntos interesantes del recorrido para visitar.

Gafas de sol, millas por delante, carreteras imponentes rodeadas de nieve y pequeñas granjas acompañan nuestro viaje. Y todo monster viaje necesita momentos de desfase, y esos llegaban cargados de morriña mientras cantábamos a grito pelado canciones como ‘Libre’,’Barcelona’,’Soy Minero’ o ‘Cien Gaviotas’.. Bendita Looser List y que bien gastados esos 10€ en un mes de Spotify Premium y su modo sin conexión.


Nuestra primera parada fue en el mítico ‘Cozy Dogs’, un garito en el que te preparan un Frankfurt clavado en un palo de helado y rebozado de maíz crujiente. Un pequeño restaurante parada obligatoria para los amantes de la ruta. Repostamos con tazas, imanes y parches de ropa con el Logo de la 66 y ya estamos listos para continuar.


Anocheció y eso no nos permitió poder ver algunos lugares del camino que queríamos mirar, así que nos encaramos directos hacia el hotel que nos esperaba en St Louis.

Una señal de “gran diferencia de presión entre las ruedas” empezó a parpadear en el frontal del coche. FUCK!

Paramos en el lateral de la carretera rezando que no se nos hubiera pinchado una rueda, que es exactamente lo que quiere decir el maldito indicador.

Esta en la segunda vez que paramos en un lateral de carretera americana contando la del año pasado de camino a Las Vegas y no mola nada pensar que te has quedado ahí tirado en medio de la nada.

Salgo del coche, reviso las ruedas mientras a nuestro lado pasan trailers que aprecían sacados del diablo sobre ruedas y veo que todo está correcto. WTF!?

Tras una revisión del manual de instrucciones del coche, vemos que en ocasiones si pasamos de una zona fría a una zona caliente o viceversa es posible que esta señal se active momentáneamente.
Ufff.. Por un momento ya habíamos pensado que el primer día habíamos pinchado! :S

Vivos y con ganas de marcha, por fin llegamos a St Louis. Nuestro hotel es muy parecido al de Dexter. Una mezcla entre eso y los apartahoteles de Lloret o Blanes.

Por desgracia son las 9 de la noche y hemos llegado demasiado tarde para ir a cenar al mítico restaurante de costillas a la barbacoa que teníamos pensado. En que enferma mente cabe cerrar los restaurantes a las 21:00!?

- Y ahora que hacemos tíos?
- Un momento. Esto que hay a 50 metros es lo que me parece que es?
- OMFG! 
- Un HOOTERS!!

Problem Solved! xDD

Este sí que era un Hooters de verdad y no el de Las Vegas. Esto es un Hooters pequeño, autóctono, con chicas granjeras futuras miss Missuri en potencia.

‘Lauren’, nuestra extremadamente amable camarera nos trajo grácilmente unas alitas unas patatas y unos palitos de queso, mientras se acariciaba su rubia melena.

Roger perdió el conocimiento cuando a ella se le ocurrió sentarse en el hueco que quedaba libre en la mesa y ponerse a hablar con nosotros mientras nos explicaba que había viajado a Europa pero que a España aun no había ido.

- Ahora ya tienes casa en Barcelona sweetheart. – Dijo Roger con una voz seductora que nunca habíamos oído.

Para celebrar la futura boda, él se pidió un BlackJack y yo la cosa más bizarra que había en toda la carta. SANGRÍA, donde me daban a escoger entre vino blanco o rojo! xD
Obviamente pedí blanco, y tal como se puede esperar eso era un engendro. Vino blanco, soda, rodajas de limón y lima, y mogollón de azúcar. Una especie de mojito con vino blanco de garrafón del que seguro mañana me esté arrepintiendo.

Y de esta manera acabó el primer día real de la ruta. Empieza a vislumbrarse el ambiente Redneck que esperamos ir encontrando por el camino.

Hoy ha sido un gran día pero, lograremos sobrevivir mañana en la ciudad más peligrosa de Estados Unidos? Esperemos que sí!!

martes, 15 de febrero de 2011

Route 66 - Day 1 - Chicago

Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, pero nosotros estábamos dispuestos a romper esa regla. Tras recordar la nefasta experiencia vivida el primer día de nuestro anterior viaje esta vez teníamos bastante claro que debíamos dormir como fuese. Antes, durante y después de las 18 horas que duraba la tediosa parte del "traslado".

Que el avión no tuviera ninguna tele ayudó mucho en este menester. Además, una tripulación muy maja hizo que el vuelo pasase relativamente rápido.

Tan solo el aterrizaje rompió esta tónica. 
-Maldita sea! Estas turbulencias van a acabar nosotros!


Tras sobrevolar los preciosos grandes lagos y una vez ya adentrados en tierras americanas Dani y yo nos sentíamos como en casa mientras Roger flipaba con cada mínimo detalle que encontraba.

Un pareja española, que al parecer venían mucho a Chicago, nos ayudó un poco a movernos por el metro que nos llevaría al Downtown de la ciudad.

Nos bajamos en la primera para del 'Loop' que es como un circulo de líneas de metro que circunvalan unas cuantas manzanas del centro de la ciudad. Es curioso como esas misma líneas pasan a escasos metros de las ventanas de las casas ya que este pasa por encima de la calles. Muy americano!

La primera impresión al salir del metro fue sorprendente. El aire olía a sal y metal.
La calle estaba totalmente cubierta por una enorme estructura metálica decrépita y oxidada por la que circulaba el estruendoso metro, mientras que el suelo estaba cubierto de montículos de nieve, reductos de la tormenta monstruosa que asoló la ciudad hace ya más de una semana pero de la que aun siguen presentes sus efectos.


Nos dejamos guiar por un amable señor que nos hizo dar mil y una vueltas para llegar a nuestro hotel, el cual al final se encontraba a tan solo a 3 calles de la salida del metro! :@ La ira llenaba mis venas, pero al abrir la puerta de nuestra habitación situada en la planta 17 los tres explotamos en júbilo.
Dos camas de matrimonio, una cocina el doble de grande que la de mi casa, una barra americana, gran lavabo, una habitación para planchar, múltiples armarios, y una cristalera que nos ofrecía una increíble vista del Chicago River y del downtown de la ciudad! BRUTAL!

Aquí nos surgió la duda. Estábamos reventados y nuestros maltrechos cuerpos nos pedían a gritos acostarnos ya, pero no podíamos dejar ir las pocas horas que teníamos para visitar la ciudad no? Así que decidimos ir a cenar algo y que ya nos acostaríamos luego.

Según el libro-guía de la Ruta 66 que nos acompañará durante todo el viaje, Giordano’s pizza era uno de los 3 restaurantes más recomendados de la ciudad.
- Oíd chicos, creo que me estoy mareando de nuevo como el año pasado, eh!
- Nos pedimos la grande no!?
- Porque hemos venido a cenar cuando podríamos estar durmiendo?
- Habéis sentido como un terremoto?
- Definitivamente creo que la mediana es mejor opción.

Conversaciones inconexas en las que cada uno solo atendía a sus propias palabras inundaban una mesa ocupada por 3 zombies que llevaban sólo 4 horas de sueño… de las últimas 40.

Una bofetada de realidad llegó cuando la amable camarera postró la pizza en la mesa y los ojos se nos inyectaron en sangre.

NUNCA EN LA VIDA veréis una pizza como esta.

Su tamaño era como el de una pizza mediana, pero su forma es como la de una tarta de manzana de 3 dedos de grosor. Una capa de masa cubierta por peperoni, bacon y aceitunas negras, rellena por 2 centímetros y medio de mozzarella y posteriormente cubierta por una capa de tomate y especias.


En efecto, tal y como estáis pensando. Una pizza al revés. Con el queso debajo y el tomate arriba. American fucking way of doing pizzas!

Nos sentimos como unos auténticos moñas europeos al ver que solo fuimos capaces de comernos 2 trozos cada uno (yo solo puede comerme una!) mientras que en la mesa de al lado ocupada por un jovencita pareja de adolescentes enamorados se comieron una entera ellos solitos.
Cuando una chica que ocupa un tercio de nuestro volumen corporal es capaz de comer el doble que tú, descubres porqué los Europeos se dedican a la moda y las artes y no pueden comprar escopetas ni matar osos en los parques naturales.

Al final nos dieron las diez de la noche y luchando contra unos ardores que harían palidecer las aventuras de Dante regresamos a la habitación. Una vez en el hotel unos tapones de los oídos salvaron mi vida y me permitiron dormir y desconectar de la explosión de ronquidos que allí se había desatado a los pocos minutos. Por suerte, esta vez, no comencé a hablar sólo durante la noche y a vivir un secuestro en primera persona. De haberlo hecho y mezclado con la jauría de ronquidos que allí se escuchaban, el espectáculo hubiese sido dantesco!


Al día siguiente un rayo de sol entraba por la ventana y nacía un nuevo día mientras Dani llevaba ya un par de horas trabajando delante del ordenador.

Desayuno continental, donuts, panecillos rellenos, salchichas con tortilla, mantequilla de cacahuete, zumos, café aguado y una máquina de gofres. Así se despiertan los habitantes de Chicago. Hell Yeah!

Nos damos una ducha rápida y salimos a por el coche en el que pasaremos más horas de las que dormiremos en este país.
De camino a las oficinas de Alamo caminamos por una ciudad fascinante. Edificios enormes, calles nevadas, rincones que pasaban de lo más lujoso a lo mas decadente. Una mezcla de lo antiguo y lo nuevo donde a la gente le encanta ir hablando sola por la calle.
Las vistas son increíbles a cada esquina, y no nos podemos cansar de hacer fotos a todo. Estas calles han vivido las aventuras de John McClaine y eso se nota en el ambiente!

Una vez en Alamo se nos hace el culillo Cacaolat:
- Lo siento chicos, no tenemos disponible el coche pactado.

La no tan amable chica que nos atendía nos hundió en los infiernos pero rápidamente nos ofreció otra opción “similar”. Un KIA Sportage más moderno que el que habíamos reservado y que ha resultado ser una bendita maravilla.

Enorme, cómodo, tanque, potente, con mp3, bluetooth, dos entradas para cargar el teléfono, USB para conectar los Iphone, ordenador de a bordo..
Casi lloro de la emoción al pensar en las de horas que voy a conducir este coche! :’D


Inciso de Dani y Roger: Intentaremos que sean muchas ya que con que uno pringue de los tres es suficiente. Y nosotros, artistas de corazón bohemio, preferimos perder el tiempo fotografiando colibrís mientras depositamos nuestra vida en las manos del Monster Driver.

Más contentos que unas castañuelas fuimos a dar un par de vueltas por la ciudad para que me habituara de nuevo al estilo de conducción americano sin marchas, con semáforos en el otro lado de los cruces y pudiendo girar la calle con los semáforos en rojo. 
Por fin ya me siento como en casa!

 -Ei tíos, este pavo no os suena?
- No es el actor aquel de comedias?
- OMG! Es Vince Vaughn!
- Chicos, ese tío se follaba a Jeniffer Aninston..
- Sí, correcto. Pero eso era antes de que la tía lo dejase por gilipollas.
- Ah… pues sí, es verdad, si que anda como un gilipollas sí…

Así de cruda fue la conversación que tuvimos al ver pasar en el paso de peatones delante nuestro a nuestra primera celebrity americana!
El año pasado fue Frodo. Mantenemos el nivel… o no.

Nuestros estómagos rugían como leones, así que decidimos ir al segundo punto marcado en nuestra guía.
Si su cartel reza: “Selected nº1 breakfast & lunch restaurant in America” no puede ser malo!


Y efectivamente no lo fue. Unos espaguetis a la boloñesa con albóndigas, una hamburguesa con queso azul y unos BLT sándwiches nos dejaron increíblemente satisfechos. Ensalada con salsa ranch y panecillos con mantequilla acompañaron los manjares.

Algo está claro desde el día uno. Dentro de 3 semanas no vamos a volver con el mismo peso con el salíamos de Barcelona.

Inciso de Dani: Algunos hemos preferido intentar llevar una dieta equilibrada mezclando ensaladas, pasta, pollo y zumos. Otros se han lanzado como auténticas hienas sobre el cadáver de Mufasa y comen hamburguesa y carne roja hasta para desayunar. Y Roger… bueno, Roger es otra cosa diferente. El tío ya es más americano que los americanos y cada día desayuna salchichas, tortitas, cereales, zumos, bacon frito, madalenas…

Un café en el Starbucks para conectarnos 5 minutillos a su Wifi, hablar con nuestros seres queridos, y a por la haba metálica más grande del mundo.
Esta está ubicada en Milleniun Park, un parque enorme que contine una especie de anfiteatro y un recinto especialmente diseñado para albergar conciertos al aire libre.

Un lugar guapísimo todo cubierto de nieve en el que Roger no pudo resistirse a satisfacer una de las ilusiones de su vida. Hacer la silueta de un ángel en la nieve. Algo que todo niño americano ha hecho alguna vez en su vida pero que Roger lo utilizó como ceremonia de iniciación al espíritu yankee.


A escasos metros del anfiteatro encontramos EL haba. Algo que a priori nos parecía una chorrada enorme a visitar se acabó transformando en una verdadera sorpresa. Una pieza metálica de varias toneladas de peso totalmente lisa y sin junturas que reflejaba de una manera muy especial todo lo que la rodeaba.

Lo más parecido que tenemos nosotros a eso son los cristales de la entrada del Maremagnum donde todo el mundo se ha hecho una foto. Bendita mierda de comparación! xDD


Tras infinidad de fotos de nuestros reflejos en el metal pasamos al siguiente nivel y el segundo sueño cumplido de Roger.

Patinar en una pista de hielo pública y abierta en medio de un parque.

Inciso de Dani: Para este momento Roger ya nos había amenazado de muerte si no íbamos a patinar.

Yo tampoco podía resistirme a vivir esa tan americana experiencia, y así acabamos Roger y yo, patinando de noche, con una banda sonora increíble, bajo las luces del skyline de la ciudad, rodeados por completo de nieve en el día de San Valentín y parejas disfrutando del contacto físico que ofrecen estas situaciones. Dani se encargaba de grabarnos.

Este entorno estaba especialmente diseñado para ser el sueño humedo de cualquier mujer. Todo era increíblemente romántico. A nuestros ojos este lugar pasó a ser llamado ‘El picadero definitivo’ o en inglés, The Extreme Picader.


Mientras yo danzaba grácilmente por la nieve como un cervatillo, Roger era la viva imagen de un robot desengrasado al que se le acaban las pilas.

Tenemos videos que atestiguan esta información y las caídas que se sucedieron, pero que no sabemos si estos llegarán enteros a Barcelona ya que Roger incomprensiblemente se empeña en destruirlos.

Impregnados de amor, fuimos a comprar un pen USB para tener internet mientras cruzamos todos los desiertos de Estados Unidos o descansamos en demacrados moteles de carretera.

Eran las 8 de la noche y ya se nos estaba haciendo tarde para cenar. Aquí  nos vemos obligados a despertarnos, comer y cenar a unas horas que en España escandalizarían a cualquiera que viviera fuera de un convento de clausura o se guiara por la luz del sol.
Imaginaos lo que esto supone para Dani y para mí que somos animales totalmente nocturnos!

El recepcionista de nuestro hotel, con cara de felicidad y esperando en la futura comisión que se llevaría nos recomendó un lugar con aire irlandés donde cenamos tal cantidad de comida que no pudimos acabar.

De nuevo nos sentimos como unas niñas perdidas en el bosque tras ser golpeados por una realidad abrumadora. Mientras en España mis amigos me llaman el coche escoba porque me como las sobras de sus platos, aquí no soy capaz de acabarme la mitad del mío!

Ensalada de pollo y lechuga para Dani, Sandwitch Montecristo para Rafa y una auténtica hamburguesa de carne de Bisonte para Roger. Una hamburguesa de 250 gramos acompañada de cebolla, un kilo de patatas y queso azul en cantidades industriales. Aquello no podía ser bueno.

Malditos Europeos... somos unos moñas.


Y así aconteció nuestro primer día. Con la vergüenza sobre nuestros hombros y el incesante sonido de las sirenas de ambulancias y bomberos que periódicamente van sonando por la ciudad, regresamos a casa. Un día en el que tocamos el cielo y del que estamos seguros no volveremos a dormir o pasear por un lugar tan agradable hasta nuestra llegada a Las Vegas.

Hemos empezado a lo grande y este viaje promete.

Mañana partiremos hacia St Louis, pero seremos capaces de mantener los horarios y rutas que planeamos?

Parece complicado visto lo visto, pero maldita sea, nadie nos quitará la esperanza.