miércoles, 2 de marzo de 2011

Route 66 - Day 7 - Amarillo - Albuquerque

Empieza el día con una resaca de primera. La comilona monumental que aun debe estar digiriéndose en nuestros estómagos y el litro y pico de cerveza que nos metimos entre pecho y espalda nos están pasando factura. Dormir poco y tener que salir con prisas cada mañana tampoco nos está ayudando a llevarlo mucho mejor.. :P

El desayuno en este hotel no ha sido como en todos los demás hoteles. Aquí el desayuno va acorde con el restaurante. Un desayuno para verdaderos campeones. O en nuestro caso, para auténticos masocas o americanos que nunca saben cuando tocar fondo.

Burritos, enchilada, hamburguesas, huevos, beicon, tortillas, frutas, cereales, gofres.. Todos los desayunos posibles que puedan existir dentro del territorio Americano recopilados en un solo lugar.

Roger disfrutó como un enano pidiéndose todos aquellos platos que no habíamos pedido hasta ahora, mientras Dani y yo disfrutábamos aplastando contra el paladar nuestro refrescante desayuno a base de frutas.

Si ya de por si se nos ve a la legua que estamos fuera de lugar, a un camarero con cara del paleto de Los Simpsons se le enganchó su manga en mi silla y al intentar desengancharse pegó un tirón y se le cayeron al suelo las 2 filas de platos recién lavados que llevaba encima.. Todo el recinto mirándome con cara de.. “Menuda a liado el guiri este”, cuando yo no hecho nada más que sentarme en una silla con pinchos en las puntas y al paleto no se le ocurre nada más que pasar por ahí!

Con 2 agujeros más en nuestros cinturones y con el cuerpo destrozado nos montamos en el coche y nos dirigimos a una de las tiendas más destacables de la ciudad, Cavenders. Un centro comercial pensado por y para verdaderos Cowboys tejanos. O quizás simplemente para la gente de Tejas en general ya que casi no hay diferencia!

- Que poco veo no?
- Ostia las lentillas!

Ya decía yo.. Con el malestar con el que me levanté no había pensado en algo tan trivial como sería ‘ver definido’, así que me pongo las lentillas en el coche con la suerte que me caracteriza que durante el desayuno había tocado jalapeños (sí, aquí TODO lleva jalapeño..) y la historia de ayer se repitió de nuevo.


Así pues, mis ojos cargados de fuego mejicano estuvieron derramando lágrimas como una niña durante medio viaje. Seré cafre!!

Al llegar la tienda resultó ser más grande de lo que imaginamos. Separada por zonas muy identificadas, la zona oeste era para mujeres y la este para hombres, y luego dentro de cada zona, se distribuía por botas, sombreros, camisas, pantalones..

Fuimos directos hacia nuestro objetivo principal sin mirar otra cosa.

La sensación de estar delante de estanterías y estanterías llenas de BOTAS DE COWBOY es difícil de describir. Todas nos parecían guapísimas, incluso las que fueran lilas y tuvieran flecos!

No me lo pienso mucho y empiezo a probarme diferentes modelos. No estoy acostumbrado a ser 4 centímetros más alto, ni a caminar como si no hubiera nadie más chulo que yo en el mundo, pero mola mogollón!!

Respiro profundamente, pienso en lo que esto implicará pero no puedo resistirme a tener mis propias botas tejanas. Esas mismas que llevan los tejanos de verdad. Así que ni corto ni perezoso me agencio el modelo que me pareció más molón.

Y me contuve eh, porque a puntito estuve de comprarme unas espuelas, pero ya me pareció demasiado! :P


Roger 1 – Rafa (el Cowboy) 2.

El pobre de Roger llevaba varios días con sus pantalones rotos enseñando medio culo (es una larga historia que omitimos en post anteriores :) ), así que este fue un buen momento para cambiarlos y se compró los que más le gustaron. Unos verdaderos pantalones tejanos de cuatrero de los que llevan en las granjas. Esos por la que las chicas redneck de la América profunda suspirarán cuando los ven.

Dani y yo nos pasamos un buen rato riéndonos imaginándolo con un gorro de paja y una espiga en los labios.

Y por supuesto antes de irnos no podemos olvidarnos de los sombreros de cowboy. Roger  y Dani se pillan 2 bastante chulos para regalar que seguramente nos amenizarán varios momentos del futuro viaje. :)

Tras las botas, y viendo que un sombrero es algo que no me pondría nunca en Barcelona, por mucho que aquí 2 de cada 3 personas los lleven, a regañadientes con migo mismo decido no comprarme ninguno.

Un amable y bajito hombre mayor, regordete y definitivamente gay que nos ayudó en todo momento nos gestionó las compras y de allí salimos bien cargados y con una hebilla de Tejas de regalo. Que ganas de probármelas por dios!

Antes de despedirnos de Amarillo pasamos por una de las paradas obligatorias en la ruta 66, el Rancho Cadillac. Un puñado de cadillacs destrozados y llenos de grafitis están incrustados en medio de la arena del desierto. A su lado nos encontramos varios botes de pintura en espray para que los visitantes dejen volar su creatividad. Bien pensado!




Bonito y mítico lugar en el que A Crowd of Monsters dejó su primera huella en USA. :D


Contentos con lo vivido en Amarillo seguimos nuestro camino y algo que nos ha llamado poderosamente la atención ha sido la cantidad de banderas de Tejas que hay en todos lados. Es como si por aquí fueran antes más Tejanos que Americanos!


A medio camino de nuestro objetivo, Albuquerque, pasamos por Adrian, un pueblecito con 4 casas que pasaría desapercibido si no fuera porque se trata del punto intermedio de la ruta 66!

Este se encuentra a 1139 millas de Los Angeles y a 1130 millas de Chicago.  Lo que quiere decir que ya hemos recorrido más de 1833 kilómetros (ya que nos desvíanos por Memphis) y nos quedan aun casi 2000 más! Toma moreno! :D


Enfrente del cartelito hay una gasolinera con una furgoneta abandonada que está llena de firmas, pintadas, fechas y palabras dejadas por los ruteros que han pasado por ahí. Algo así como la parte trasera de una puerta de baños públicos pero en furgoneta. Una lástima no tener un rotulador permanente blanco o algo parecido para poder marcar nuestro paso.


Tras varias horas de coche acumuladas, llegamos a Albuquerque y nuestro cuerpo tras varios días con solo carne entre pecho y espalda nos pide azúcar de manera flagrante. Un Dunkin Donuts aparece frente a nosotros y tras parar con tanto ímpetu que nos comimos un bordillo de tamaño considerable, la caja de 6 que compramos fue sin lugar a dudas la comida que nos supo más deliciosa de todo lo que llevamos de viaje.

El cielo se posó nuestro paladar durante varios segundos mientras unos ángeles nos tocaban el arpa hasta que le dimos un trago a nuestra fiel lata de ‘Monster’ que nos devolvió a la verdadera realidad de los viajes por carretera..

Resulta que este hotel tenía 2 camas pero podían subirnos una supletoria. Así que antes que dormir 2 en una misma cama, mejor si pudiésemos dormir cada uno en una cama.

Después de que un amable chico nos subiera la cama, sorteamos a ver a quien le toca. Y como no, con la suerte que me caracteriza, me vuelve a tocar a mí.

Esa cama era un lugar infecto que seguramente la tendrían guardada en un almacén sin usar durante meses para ocasiones así mientras las ratas se mean en ella y la usan como lugar de recreo.
Me cargo de valor y tras ponerme el pijama que más tape me adentro en su sorprendentemente cómodo y bien perfumado interior.

No, si al final resultará que no era para tanto..

Una vez instalados, Roger, ofendido consigo mismo al no ser tan Americano como yo y no haberse comprado sus botas, se disfraza de rapero loco y disfruta jugando a representar roles delante del espejo durante un buen rato. Mi pistola y su sombrero ayudaron a crear varios personajes.

Apagamos las luces y me quedo pensando si mañana me levantaré picándome todo..

Buena pregunta!!

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